lunes, julio 19, 2004

Las empresas tecnológicas buscan crear el hogar digital

Intel, con un monopolio virtual, vinculado con los chips por medio de los cuales funciona una PC, naturalmente espera que las computadoras personales ejerzan el dominio y que se conviertan en "ejes multimedia del hogar futuro".
 
Las tecnológicas insisten con el hogar digital

Según The Economist, las compañías de IT están luchando para convertir su hogar en un complejo para el entretenimiento. El 21 de junio, Intel, el fabricante de chips más importante del mundo, lanzó dos nuevas líneas de chips, cuyos nombres en código son Grantsdale y Alderwood. Estas líneas, según la empresa, constituyen los cambios "más apremiantes" para la forma en que funcionan las computadoras personales (PC, en inglés) en "más de una década". De aquí en adelante, afirma Intel, las PC serán "aparatos de alta fidelidad que contendrán todo en uno".

La fantasia de Intel es que los consumidores comiencen a utilizar las PC en los hogares para bajar, almacenar y manipular películas, canciones y juegos con el propósito de transmitir en forma inalámbrica todo este entretenido material a las pantallas de televisión y a los parlantes en estéreo ubicados por toda la casa.  Los niños entonces podrían mirar "Shrek 2" en el subsuelo, mientras que su madre escucha Brahms en la cocina y su padre observa las fotografías de las vacaciones en la pantalla de televisión ubicada en la sala de estar.

En sí, la fantasia de Intel no es nueva ni demasiado ambiciosa. Durante años, los futuristas han estado ofreciendo nociones sobre nirvana digital en el hogar. En sus formas más rústicas, esto incluye heladeras que saben automáticamente cuándo hacer un pedido de leche a través de Intérnet, puertas de cocheras que se abren a medida que el automóvil se acerca, y asientos de inodoro que se entibian en el momento preciso.

Gran parte de esto es una farsa. Nadie, excepto quienes se autoseleccionaron y adoptaron primero esta tecnología en las demostraciones comerciales, tendría en cuenta el hecho de "mejorar" la puerta de una cochera cambiándola de tanto en tanto por una versión más nueva. "Ni siquiera en 20 años mi PC le hablará a mi heladera", dice Jen-Hsun Huang, el director general de Nvidia, que es el mayor fabricante de chips para el campó de la gráfica en todo el mundo.

Por otro lado, señala Huang, "la fantasia relacionada con el contenido digital es mucho más apremiante que la de la automatización de los hogares". Y es por ello que los nuevos chips pueden resultar ser tan importantes como Intel afirma. Son un bombardeo sin límite en la batalla entre la computadora y la industria electrónica para el consumidor, orientada a lograr el dominio de la esfera digital doméstica.

Intel, con un monopolio virtual, vinculado con los chips por medio de los cuales funciona una PC, naturalmente espera que las computadoras personales ejerzan el dominio y que se conviertan en "ejes multimedia".
Lo mismo ocurre con Microsoft, con su casi monopolio sobre los sistemas operativos de las PC. Del mismo modo, HP, Gateway Dell y Apple desean que triunfe la computadora personal, a pesar de que HP también es una firma líder en el campo de las impresoras, las cámaras digitales y otros aparatos para el consumidor; y Apple puede recurrir a iPod. Del otro lado se encuentran los gigantes de la electrónica para el consumidor. Sony desea contar con futuras versiones de sus consolas de juegos, más que con PC, para desempeñar el papel de "eje" digital.

TiVo, un fabricante líder de videograbadoras digitales personales (PVR, en inglés), tiene confianza en sus máquinas. Lo mismo sucede con los fabricantes de decodificadores de televisión (set-top boxes).
Extrapolándola de la historia, la industria de la PC sería la favorita para lograr la victoria, ya que tiene de su lado al poderoso y rico Microsoft. En verdad, Microsoft lo está intentando.

Engaños y probabilidades

Durante el año último, lanzó y relanzó su Windows Media Center, una versión de su sistema operativo que se parece más a un menú de televisión y que puede funcionar por medio de un control remoto.
Microsoft también está impulsando su propia tecnología de DVD de nueva generación, la cual compite con las tecnologías japonesas rivales de Matsushita, NEC, Toshiba, entre otras. El problema de Microsoft es que los consumidores no parecen estar interesados.

Solamente el 32% de los hogares estadounidenses que poseen acceso a Internet -y que fueron encuestados por la consultora Park Associates dedicada a los temas vinculados con la tecnología para el consumidor-dijo que se sentía "cómodo" con el hecho de que sus PC se transformen en un sistema para el entretenimiento. Nadie desea ver cómo se reanuda el sistema durante el transcurso de una buena película. Sin embargo, este escepticismo no significa que la industria de la electrónica para el consumidor ganará.

En lo único que todas las compañías parecen estar de acuerdo es en que los hogares estarán conectados a Internet a través de un vínculo de banda ancha que siempre estará funcionando, y en que el contenido será compartido en forma inalámbrica entre las habitaciones de la casa. La conclusión es que no es necesario que haya un aparato dentro de la casa que haga las veces de eje multimedia central. La fotografia de un bebe podría ser guardada en una PC, en una consola o en un teléfono móvil. Otra alternativa es que podría ser almacenada en una poderosa computadora remota que funcione como "servidor", ubicada en algún sitio en Internet.

En consecuencia, los fabricantes de aparatos tienen mucho que considerar Art Peck, un analista del Boston Consulting Group, dice que el dinero real en el ámbito del hogar digital lo obtendrán quienes provean un servicio o vendan publicidad.

Así, los fabricantes de hardware, señala Peck, se están engañando al pensar que cualquier dispositivo puede convertirse en un "caballo de Troya" que les permita "capturar la recompensa".
Es mucho más probable que todos ellos terminen como fabricantes de commodities intercambiables para el hogar digital antes que al consumidor le interese su tecnología, a menos que las cosas fallen.

 
Fuente: The Economist/La Nación

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