miércoles, marzo 03, 2004

La industria tecnológica se mueve en bolsa

La Burbuja demostró que el exceso de alegrías y de finanzas no es bueno. Pero quedarse descolgado del futuro tampoco.

La industria tecnológica se mueve en bolsa

Informa Forbes de que más de 25 empresas han salido a bolsa en lo que va de año en los EEUU, y 11 de ellas eran del sector tecnológico. La salida a bolsa de Google está al caer. Todos los signos indican que las empresas relacionadas con Internet están por fin saliendo del épico 'crash' que siguió al desmadrado 'boom' de finales de siglo. Esperemos que esta vez las finanzas no vayan por delante de la construcción del negocio. Y así evitemos una recaída que podría ser mortal.

Eran tiempos de Nueva Economía. Muchos pensábamos que la irrupción de Internet era una revolución en el modo de comunicar de las personas, y como tal una revolución social, política, personal... y económica. Las salidas a bolsa legendarias (Netscape, Yahoo!) con creación instantánea de multimillonarios excitaban la imaginación. La posibilidad real de participar en la creación de nuevas formas de comunicar era embriagador. Hacerlo mientras se ayudaba a desguazar los monolíticos y caducos modelos del pasado era un sueño.

Luego resultó que una buena parte de la así llamada 'Burbuja Tecnológica' no era más que especulación financiera de la más cruda y salvaje especie en la que banqueros de inversión, grandes fondos y algunos iluminados con MBA que pasaban por allí amasaron enormes cantidades de dinero a cuenta de sueños, tanto de los inversores de a pie como los de sus propios empleados.

Las empresas se creaban y engordaban para salir a bolsa; cualquier otra consideración era secundaria. Entre lo prescindible estaban cosas como el desarrollo de modelos de negocio con clientes reales y vías de ingreso razonables, o las estructuras de costes lógicas. No se ingresaba dinero de los clientes, a los que no se cuidaba, y se gastaba sin mesura ni previsión.

Así mordieron el polvo innumerables empresas, poseídas por la locura de la salida a bolsa; la legendaria OPV (IPO en las siglas inglesas) que haría multimillonarios a los accionistas, a los directivos, a los empleados y a cualquiera que pasara cerca.

La explosión de la burbuja se llevó con justicia a estas empresas. Pero también arrasó con ideas que eran reales entonces y lo siguen siendo ahora. Como explica Fast Company, uno de los pocos medios entusiastas de la Burbuja que aún sobrevive, se cometieron muchos errores de los que algo se ha aprendido. Entre ellos que la paciencia es una virtud, que la lógica económica es una necesidad, y que las grandes empresas del pasado son sorprendentemente resistentes.

Esperemos que este destello de esperanza anime a salvar lo salvable de la Nueva Economía, que lo hay. Por el bien de los visionarios, y también de los empresarios de toda laya, e incluso del país. La Burbuja demostró que el exceso de alegrías y de finanzas no es bueno. Pero quedarse descolgado del futuro tampoco. A ver si esta vez la Nueva Economía la hacemos bien.


Fuente: Navegante-Forbes

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