El chip espía que supliría al código de barras enfurece a los defensores de la privacidad
Aumenta la polémica por el uso de los chips RFID (Identificación por Radio Frecuencia).
El chip espía que supliría al código de barras enfurece a los defensores de la privacidad
Por ahora se utilizan para prevenir robos en tiendas y supermercados pero son vistos como una amenaza letal contra la privacidad. Activistas de todo el mundo ya montan guardia online.
Un ejemplo de sus potenciales efectos puede dar una idea más clara sobre qué son estos “chips espías” o “etiquetas de radiofrecuencia” que han comenzado a reemplazar al popular código de barras. Una persona cualquiera va al supermercado, hace sus compras y, entre los productos lleva uno que contiene el mencionado chip. No necesariamente lo notará, ya que pueden ser diminutos como un grano de arena. Encima algunos cuentan con un sistema que tiene la capacidad de ubicarlos a kilómetros de distancia. ¿Qué puede pasar? Simple, que cualquiera que cuente con la tecnología apropiada podría saber qué vinos tomamos, qué televisor tenemos o qué marca de ropa usamos...
El ejemplo es un tanto extremo, dado que hasta el momento estos chips, si bien ya están en casi todos los productos que se venden habitualmente en tiendas y supermercados, sólo se utilizan para evitar posibles robos. En teoría, son deshabilitados en el momento de pagar la compra. Pero, a pesar de todo, la sola idea de imaginar un escenario en el cual toda persona pueda ser ubicada, e incluso analizada según sus hábitos de consumo, disparara las críticas de miles de activistas de todo el mundo (www.notags.co.uk www.spychips.com, www.nocards.org o www.kriptopolis.com). Para mayor preocupación, este tipo de tecnologías no cuenta con legislación alguna que la regule.
“Es algo más que un pacífico código de barras que facilita la vida a las cajeras; es un temible ser vivo que emite señales a través de Internet desde que nace hasta que muere”, advierte Juan Cueto, uno de los tantos activistas que se manifiestan a través de la red. Hace pocos días, el grupo de defensores de la privacidad de Alemania, FoeBud , descubrió chips RFID (Identificación por Radio Frecuencia) en las tarjetas de cliente que emite la tienda Metro y en algunos productos del local. Metro, que estaba probando la tecnología, no informó a sus clientes pero sí les aclaró a los activistas que “los chips sólo funcionaban mientras los clientes se encontraban dentro de la tienda”. Pero, según se supo más tarde, el sistema no lograba desactivar las etiquetas por completo .
Por el momento, solo se habla del uso comercial de los chips. A la hora de publicitarlos, las empresas que los diseñan solo lo mencionan como un nuevo avance de la ciencia sin mayores consecuencias . Pero ya se sabe, pueden injertados en cualquier lado. Personas o billetes, son los casos más preocupantes, ya que de hecho hay proyectos para utilizarlos en ambos casos. Al aplicarlos a seres humanos, pueden servir para dar tranquilidad a padres que, temerosos por los secuestros, se los apliquen a los miembros de su familia o a la Policía, para monitorear la actividad de ex presidiarios.
Con respecto al dinero, hay que mencionar que ya hubo grandes avances entre Hitachi y el Banco Central Europeo sobre la idea de colocar chips RFID dentro de los euros, que de concretarse, podrían ser etiquetados a partir de 2005. Esta medida no sólo eliminaría el anonimato del pago en efectivo, haciendo al dinero rastreable, sino que permitiría, entre otras cosas, saber cuánto dinero trae encima una persona al entrar en un local o al pasar frente a su casa. Sus múltiples posibilidades hicieron que algunos los llamen la “Internet de los objetos”, concepto creado por el Centro de Auto ID, un ente mundial con sede en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Boston, fundado por las empresas Gillette, Proctor & Gamble y Unilever.
Fuente: Clarín
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