miércoles, marzo 10, 2004

Gates vuelve a la carga con su proyecto de cobrar los e-mails

El hombre más rico del mundo insiste con que la obligación de adquirir sellos informáticos para enviar e-mails podría frenar el spam.

Gates vuelve a la carga con su proyecto de cobrar los e-mails

Diferentes empresas lideradas por Microsoft plantean un método para limitar los mensajes no deseados, que consistiría en obligar a pagar un precio por cada correo electrónico.

Los internautas podrían tener que pagar por cada correo electrónico que envíen si prosperan las iniciativas de Microsoft y otras compañías que proponen "sellos" informáticos para frenar la plaga del correo basura o spam.Este "sello" informático es, en opinión de Bill Gates, fundador de Microsoft, la solución contra esta plaga, que ya supone la mitad o las tres cuartas de todo el correo electrónico.

Microsoft ya anunció detalles sobre su proyecto "Penny Black", en referencia al sello que se introdujo en Gran Bretaña en el siglo XIX, el primer método que obligaba a pagar al remitente en lugar de al destinatario, según informa EFE.

De acuerdo con esto, la iniciativa sugiere que el remitente pague el franqueo con los segundos que emplearía en resolver una sencilla ecuación matemática.

Aunque las molestias para los internautas serían mínimas, alegan los investigadores de Microsoft, la fórmula causaría un gran trastorno a los propagadores de correo basura o "spammers", que tendrían que utilizar equipos informáticos adicionales para resolver las ecuaciones.

Por su parte, Goodmail Systems también planteó a Yahoo! y otros proveedores de correo electrónico un método para frenar el spam, que consistiría en obligar a los "spammers" a pagar un precio por cada correo electrónico.

En este caso, indica Goodmail Systems, los internautas individuales y las compañías sin ánimo de lucro dispondrían de un número de correos que podrían enviar gratis. Sin embargo, muchos críticos consideran esas propuestas una herejía contraria al espíritu de Internet, según añaden las mismas fuentes.

Los interrogantes se amontonan: no está claro dónde iría a parar este dinero, quién llevaría las cuentas o cómo se obligaría a las empresas a abonar estos pagos. Por no hablar de los problemas de censura, de conversión de moneda o los derivados de que alguna gran compañía decida que merece la pena gastarse 1.000 dólares, por ejemplo, por enviar millones de "correos basura".


Fuente: Agencias/Vnunet

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