miércoles, agosto 18, 2004

DESARROLLO ECONOMICO: LA CIUDAD CONCENTRA CERCA DEL 70% DE LOS EMPRENDIMIENTOS DEL RUBRO

La capital argentina concentra el 70% de los emprendimientos del rubro.

Ya hay unas 500 empresas de diseño interactivo en Buenos Aires

Se dedican a crear páginas web, videojuegos y animación en 3D, entre otras cosas. Muchas surgieron tras la devaluación y están exportando. También creció el número de carreras ligadas a este sector.

No tienen más de 30 años. Aprendieron casi todo lo que saben en casa, frente a la computadora. Son los pequeños genios cibernéticos de Buenos Aires, dueños y empleados de empresas de "diseño interactivo", una de las industrias que más creció en la ciudad.

Según datos del sector, ya hay unas 500 empresas de software en Buenos Aires, que producen desde programas para dar turnos en una clínica hasta videojuegos con 3D. Muchas nacieron después de la devaluación.

"Es una de las industrias culturales con mayor potencial", afirma Stella Puente, subsecretaria de Industrias Culturales porteña. Pero además del boom cultural, estas empresas están generando ganancias concretas. "Aportan ventajas comparativas muy importantes a Buenos Aires. La posicionan como un centro productor de creatividad, aumentan las exportaciones y agrandan el circuito de carreras informáticas. En Capital ya existen 10 instituciones universitarias y terciarias que dictan carreras de este rubro", señala el coordinador del Centro Metropolitano de Diseño (CMD), Adrián Lebendiker.

El organismo, que depende de la Secretaría de Cultura porteña, fue creado para apoyar pymes de diseño. Entre otras actividades, acaban de lanzar DIBA 04, un festival de diseño interactivo. En su edición 2004, desde hoy y hasta el 18 de setiembre, tendrá más de 60 conferencias, exposiciones y presentaciones.

Se calcula que en todo el país las empresas de diseño interactivo generan unos 30.000 empleos. Si bien son cifras nacionales, en el Gobierno porteño calculan que un 70% de las empresas está en Capital. "Hay desarrollos importantes en ciudades del interior, pero la mayor parte se radica acá", dice Guillermo Winnicki, coordinador de DIBA.

Uno de los sectores que más creció fue el de videojuegos. Según datos de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos de la Argentina, pasó de una a 20 firmas desde 1999. En la asociación explican que aunque triplicó algunos costos, la devaluación los benefició para salir al exterior. La razón es de peso: un juego nacional cuesta unos 10 dólares, contra 50 de uno importado.

Pero no son los únicos que juegan en el mercado interactivo. También hay diseñadores web, de programas informáticos y de tecnologías de tercera dimensión. Hace dos años Christian Díaz, Juan Pérez Dos Santos y Damián Krywoszyja formaron Tresalcubo, una firma de productos en 3D y en marzo se convirtieron en una de las empresas apoyadas por el CMD. Desde Barracas idean personajes en tercera dimensión que ya aparecieron en comerciales de empresas como Bagó y Coca-Cola. "Todos hicimos alguna carrera universitaria, pero casi todo lo aprendimos sobre la marcha", dice Christian.

La industria informática argentina nació en los 80. Pero muchos de los que hoy están volviendo a producir se pasaron los 90 sobreviviendo con el mantenimiento de equipos y programas diseñados fuera del país. Para algunos especialistas, sin embargo, la abundancia de productos extranjeros les dio a los que hoy tienen 18 años un aprendizaje que a los chicos del Primer Mundo les cuesta años de universidad.

"Acá hay pibes de 16 años que programan con la madurez de un universitario de 30", compara Juan Chamero, físico nuclear y uno de los fundadores de la Universidad Caece, una entidad privada especializada en carreras tecnológicas. Hace seis años, Chamero se radicó en Estados Unidos y creó Aún Más-Intag, una empresa de desarrollos de inteligencia artificial. En 2003 volvió a Buenos Aires y hoy está a punto de presentar el Darwin First, una tecnología que permite crear buscadores online, que en lugar de direcciones de Internet ofrecen la información que contienen los sitios, redactada y con fuente. Lo desarrolló con alumnos y sus hijos. Todos jóvenes.

Para Chamero, falta un paso importante: que los diseñadores argentinos asistan a congresos, conferencias y exposiciones en el exterior. "Cuesta dinero, pero es la única manera de que los conozcan afuera —explica—. Y es muy importante, porque ése es el gran nicho de nuestro mercado. Acá hay mucha gente joven y muy ingeniosa, algo que no se consigue en otros lugares. Sólo hay que saber venderla."


Fuente: Clarín

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