martes, octubre 07, 2003

Algunos consultores dicen que están creciendo los enlaces satelitales. Sin embargo, el costo de las comunicaciones satelitales siguen dolarizadas y son más caras que las terrestres.

¿Por quién giran los satélites?

Menos del 3% de las pequeñas y medianas empresas consultadas en diciembre por los analistas de Prince & Cooke usaban conexiones satelitales para transmitir datos. Ese índice de penetración podría ser muy distinto, si se midiera en estos días. Nadie afirma que se trate de un boom, sin embargo, el uso de líneas satelitales crece.

Una señal de ello es el ánimo de los proveedores de esos servicios. Casi todos se muestran exultantes. Basta citar algunos ejemplos: Globalstar dio de alta a 320 usuarios en la primera mitad del año, lo que hizo crecer 20% su base de clientes; en Telespazio dicen que aumentaron más de 30% los enlaces en los últimos dos meses hasta superar las 100 conexiones, Anylink, otro proveedor de Internet satelital, conectó 120 puntos entre principios de 2002 y septiembre.

Sin embargo, el costo de las comunicaciones satelitales están dolarizadas y son más caras que las terrestres. Por ejemplo: el costo de un abono a Internet por satélite sextuplica el de una línea terrestre de banda ancha similar y muchos coinciden en que tienen peor calidad. Pero los cambios en la economía que se produjeron desde la pesificación fortalecieron un sector exportador que generó un nuevo foco de demanda hacia los proveedores de tecnología.

La última alternativa

El uso más tradicional de los enlaces satelitales se daba en ubicaciones alejadas de los centros urbanos a los que habían llegado los proveedores de Internet. Por ejemplo, Repsol YPF compró a TESAM Globalstar 60 equipos móviles con tecnología VSAT (sigla en ingles de muy pequeña terminal satelital) que permiten transmitir datos a una velocidad de 14,4 kilobits por segundo (menor a la de un módem telefónico casero) y hablar por teléfono. El costo promedio de esas terminales es de u$s 750 cada una. "Usualmente donde hay petróleo no hay infraestructura, por eso se usan estas terminales móviles con abonos de 50 minutos mensuales que rondan los u$s 39", señala Fernando Huerta, encargado de Telecomunicaciones de la petrolera. Los ingenieros de Repsol YPF conectan su laptop a la terminal satelital y transmiten datos recolectados en las cuencas petrolíferas de Salta y la Patagonia.

También son habituales las líneas satelitales dedicadas. La Asociación de Cooperativas Argentines (ACA), una organización que exports u$s 400 millones anuales en granos a insumos tiene 18 conexiones satelitales que unen sus puertos, plantas de acopio de cereales y procesamiento de granos, a una velocidad que supera los 64 kbps. "Además de la transmisión de datos, usamos servicios como acceso a Internet y telefonía IP interna. Ahora expandiremos esa conexión de Internet a nuestros socios de zonas rurales o semiurbanas sin opciones de conexión terrestre", dice Mario Rubino, gerente de Administración y Finanzas de la organización.

Sin opciones

Sin embargo, las enlaces que parecen registrar un crecimiento más rápido son los accesos de banda ancha a Internet vía satélite que ofrecen una velocidad promedio de 100 kilobits por segundo y cuestan entre u$s 220 y u$s 400, según la cantidad de computadoras conectadas.

Alejandro de La Tour, de la administradora de establecimientos agropecuarios Induco, explota tres campos en Santa Fe y el sur de Buenos Aires. "Sólo contaban con telefonía rural por microondas, una comunicación defectuosa y cara. Los accesos satelitales a Internet que contratamos a Anylink nos cuestan u$s 800 al mes, y nos Ilevaron a cambiar el teléfono por los mensajeros instantáneos y los viajes por el home-banking o el e-mail. En poco tiempo, los usaremos pare integrar los datos de nuestro sistema de gestión", asegura.

Según él, estos servicios se valoran más en zonas como Lobería, donde haste la telefonía por microondas tenía interferencias por las ondulaciones serranas.

Pero la falta de alternativas de comunicación es más común de lo que un lector porteño podría suponer. El haras Ellerstina, ubicado entre Pilar y General Rodríguez (a casi 60 km de Buenos Aires), sólo contaba con telefonía por bucle inalámbrico y, según Tatiana Pieres, una de sus administradoras, tuvo que recurrir a un acceso satelital para conectarse por banda ancha a Internet.

Esa situación es mucho más grave más allá del corredor central que une Buenos Aires, Córdoba y Mendoza. "Las comunicaciones en el resto del país son patéticas", se queja Sergio Sagristá, coordinador de unidad informática de la Administración de Parques Nacionales. Ese organismo unió 3 parques con accesos satelitales a Internet provistos por Telefónica Empresas y pronto conectará otros 4 a un costo de u$s 300 promedio. Las quejas de Sagristá se originan en la situación de aislamiento en que se encuentran varies zonas del interior. "Los enlaces se pensaron para descentralizar la gestión de los parques. Cada uno accede por ellos al sistema central de administración y presupuesto. Sin embargo, en varias zonas, el acceso a Internet pasó a cumplir un rol social para toda el área de influencia del parque", explica.

Fuente: El Cronista

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