lunes, septiembre 20, 2004

TECNOLOGIA

Paul Curlander, CEO de Lexmark, dice que el avance de Internet hace que se use más papel, y no al revés. Una entrevista de Clarín muy básica pero con algunos datos relevantes.

Dicen que en 2010 se imprimirán 8 billones de páginas.

A fines de los 90, durante el boom de Internet, muchos analistas saludaron el inicio de una nueva era: la de la oficina sin papeles. Pronto el vaticinio futurista se reveló falso. Tanto, que una analista de la consultora IDC, Angele Boyd, llegó a decir que "la oficina sin papel es algo tan plausible como el baño sin papel higiénico".

"Fue un mito, una visión liviana de quienes no entienden el rol del papel en los negocios", cuenta Paul Curlander, CEO de la productora de impresoras Lexmark, "históricamente, el papel sirvió para transportar y almacenar información, pero el papel también se utiliza para incrementar la productividad personal. Con la difusión de la banda ancha de Internet es tanta la información que hay que también aumenta la cantidad de documentos que se imprimen", sostuvo el ejecutivo estadounidense.

Curlander tiene su propio pronóstico: para el año 2010 se imprimirán, a nivel global, ocho billones de páginas (billones en castellano, trillions en inglés: ocho millones de millones). Una cifra con tantos ceros que cuesta pensarla y escribirla.

—Eso debe equivaler a talar todo el Amazonas, ¿no tienen problemas con los grupos ecologistas?

—No, por cierto, nosotros apoyamos el uso de papel reciclable.

Curlander podría ser un hermano mayor de Bill Gates. Es muy simpático, lleva lentes y tiene apariencia de nerd. Es uno de los CEOs "históricos" del mundo tecnológico de Estados Unidos: preside la compañía basada en Lexington desde 1999.

De paso en la región visitó la Argentina y conversó con Clarín.

—¿Cuál será el próximo motor de crecimiento en el sector de impresoras?

—Una oportunidad importante viene por el lado de la impresión hogareña de fotos digitales, un negocio que hoy involucra 35.000 millones de dólares al año. Actualmente hay tres modelos compitiendo por este mercado. No sabemos si la mayoría de la gente optará por llevar sus diskettes a un local de revelado, como se hace con los rollos tradicionales; si optarán por un servicio basado en Internet (envían sus fotos a un sitio y las reciben en papel por correo); o si, en cambio, elegirán imprimirlas en sus hogares. Nosotros estamos trabajando para abaratar y hacer más cómoda esta última alternativa.

—¿Le dan importancia las empresas a sus procesos de impresión?

—Las empresas no le ponen mucho foco. Una razón es que el costo de impresión está dividido en muchos presupuestos internos, y es difícil de medir. El departamento de IT compra la impresora, pero eso es solamente un 5% del costo total de impresión: a lo largo de su vida útil, el papel, los cartuchos de tinta y las reparaciones cuestan 19 veces más que lo que salió la impresora originalmente. El precio del aparato es la punta del iceberg, hay muchísimo espacio para optimizar procesos de impresión en las compañías.

—¿Por qué las impresoras se rompen tan seguido?

—Hay varias razones por las cuales las mesas de ayuda suelen recibir quejas por culpa de las impresoras. Se trata de un proceso mecánico muy complejo, hay muchos tamaños de papel y modelos de impresoras. No hay una estandarización de equipos. Cuando uno mira una empresa, advierte que en su interior conviven una multitud de marcas y modelos distintos de impresoras, y esto sube los costos. Finalmente, las fábricas recién ahora estamos teniendo la oportunidad de chequear on line los desperfectos y dudas que surgen. Necesitamos ese feedback para poder tener una actitud más proactiva.


Fuente: Clarín

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