El software argentino cruza las fronteras
Argentina exportó en 2003 por 170 millones de dólares y proyecta u$s 220 millones para este año
El software argentino cruza las fronteras
El software local fue, históricamente, un sector pequeño y enfocado hacia el mercado interno. La competitividad surgida de la devaluación, en una industria donde los recursos humanos juegan un papel central en los costos, cambió las perspectivas y preparó el terreno para una búsqueda más allá de las fronteras.
Esa mano de obra, ahora barata en términos globales, combinada con un nivel educativo superior al promedio de América latina y un parque tecnológico y de infraestructura actualizados tras la convertibilidad, reubican a la Argentina como potencial vendedor de informática y servicios a países donde antes sólo se llegaba con commodities.
Los diversos actores advirtieron la coyuntura favorable y se pusieron en acción. Cancillería, junto a la cámara del sector (Cessi), comenzó a organizar misiones comerciales a México, Estados Unidos, Inglaterra y España. Se designó al software como una de las industrias estratégicas del Estado y, desde la Secretaría de Industria, se articuló el Foro de Competitividad del Software, que promueve, entre otras iniciativas, un discutido proyecto de ley de promoción, que ya cuenta con media sanción.
"Es clave que se apruebe la ley Estamos preparando todo para que no se demore la reglamentación. El riesgo es que seamos miopes y que los sectores público y privado no nos pongamos de acuerdo y no aprovechemos esta coyuntura favorable", advierte Carlos Pallotti, presidente de Cessi.
¿Cuánto se exporta?
El optimismo, quizás exagerado, contrasta con las cifras: según la Cessi, la Argentina exportó en 2003 por 170 millones de dólares y proyecta u$s 220 millones para este año, mientras que, según Andrés López, investigador del Centro de Estudios para la Transformación y autor de un relevamiento del sector financiado pot la Cepal, el monto fue de u$s 70 millones en 2002 y habría sido de u$s 100 millones en 2003.
En tanto, la participación de la industria de software y servicios informáticos actualmente representa sólo alrededor del 0,6% del PBI argentino, unos $ 2.800 millones.
"Las certificaciones de calidad van a dejar de ser un estímulo para ser un requisito a la hora de exportar", apunta Pablo Rodríguez Gauna, responsable de Nuevas Tecnologías de la Secretaría de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales. Sin embargo, lograr este tipo de certificaciones para el desarrollo de software no sólo implica un esfuerzo en adaptar las modalidades de trabajo, sino también desembolsar los u$s 20.000 que sale la evaluación.
En el escenario actual todavía se destacan más las cruzadas individuales que las iniciativas de conjunto. Empresas como Core Security, Prominente y Novamens lograron hacer pie en un mercado tan difícil como el estadounidense, y la última de ellas tiene un principio de acuerdo en China. Calipso en México y Bejerman en España son otros ejemplos. El modelo de software factory se luce en empresas como Hexacta, Grupo SMS yTGV, a la vez que se abre la discusión sobre cuál debe ser el modelo exportador, si el de fábrica de software o uno de mayor valor agregado. Si bien producir y comercializar software implica un mayor valor agregado que la exportación de materias primas, la industria local todavía debe recorrer un largo camino para lograr colar su nombre entre los referentes del software, como India o Irlanda.
Fuente: El Cronista
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