ES ARGENTINO Y GANO UN CONCURSO DE GOOGLE
Sergio Sancho se consagró entre 7.500 programadores de todo el planeta y se llevó la recompensa ofrecida por el buscador más usado de Internet.
Un argentino ganó el Code Jam 2004 de Google
“Y el primer premio, ganador de los 10 mil dólares y mi nuevo mejor amigo, es Sergio Sancho”. Estas fueron las palabras que el viernes último usó un directivo de Google para anunciar que el ganador del concurso Code Jam 2004 era el estudiante argentino de 30 años. El único finalista hispanoparlante se impuso, nada menos, que ante los 7.500 cerebros informáticos del mundo que se habían presentado a la competencia, y ahora con el trofeo bajo el brazo se le abre un panorama laboral más que alentador.
“Cuando me nombró no lo podía creer. Después de la última etapa del Code Jam nos hicieron esperar un rato para crear suspenso. El gerente que anunciaba los nombres de los ganadores empezó a anunciar a los ganadores desde el último premio. Iban otorgando los premios y a mí no me nombraban, hasta que llegó el primero”, recuerda hoy Sergio sin disimular su alegría. Hace un mes, se inscribieron 7.500 programadores de todo el planeta para participar del Code Jam Google 2004. El certamen consiste en pasar 4 instancias de competencia en los que se deben crear programas para resolver problemas informáticos.
Este es el segundo año que se organiza el Google Code Jam, en conjunción con la empresa TopCoder, líder en competencias de programación online y desarrollo de software. Según remarcan en el sitio del buscador más usado del mundo, este concurso “es la celebración del arte en ciencias de la computación”. La competencia comenzó el pasado 1° de septiembre y atrajo a participantes de unos 100 países. Después de la primera ronda de calificación quedaron 500 concursantes. Las dos siguientes instancias se concursaron a través de Internet: “las pruebas online son muy graciosas porque como hay gente de todo el mundo cuando empieza la competencia algunos dicen buenos días, otros, buenas noches. Es un lío”, cuenta Sancho a Clarín.com. La escasa diferencia horaria con Estados Unidos a Sergio no lo perjudicó en sus pruebas, pero a los programadores de Asia o de Europa el horario no les venía tan cómodo. Sólo llegaron a la instancia final 50 cerebros de la programación.
Esos 50 finalistas recibieron la invitación con todos los gastos pagos para ir a competir a la sede central de Google, en Mountain View, California. El año pasado Sergio también había llegado a la instancia final en la que compitió con los 25 mejores, pero había estado en otra sede de la compañía. Este año lo primero que le llamó la atención es el excelente ambiente de trabajo: “la gente parecía estar contenta y distendida, y en la empresa está todo listo para que ellos se sientan cómodos: tienen, por ejemplo, lavandería, guardería, comedores y duchas”, describe. Entre los competidores de este año había muchos programadores estadounidenses pero también había gente de Noruega, Canadá, China y Corea. En la final el era el único competidor que hablaba español.
Una vez instalados en Google, los 50 competidores se sentaron en un gran salón lleno de computadoras y allí pasaron más de dos horas resolviendo problemas, solitos con su cabeza. En las instancias anteriores pudieron consultar material escrito, manuales y trabajar con códigos escritos de antemano. “Otra de las ventajas de las etapas previas es que podés ir probando los programas que desarrollás y vas chequeando si funciona o no”, asegura Sergio.
Los problemas que tienen que resolver a lo largo de la competencia son muy variados y Sergio dice: “siempre me sorprende que me sorprendan”. Los responsables de idear los ejercicios son los mismos programadores que compitieron en las ediciones anteriores de las competencias de TopCoder. Sergio habla de los tres problemas que tuvo que resolver en la final, y cuenta que “el último no lo pudo resolver casi nadie”, ni siquiera él. Además de sumar puntos con los programas que desarrollan en el lugar, los competidores pasan una fase challenge en la que tienen la oportunidad de hacer fallar los programas de los demás. Si lo logran, suman los puntos que había obtenido el otro competidor. Sergio logró dos challenges exitosos y eso fue decisivo en la clasificación final.
Sergio Sancho superó a Po-Ru Loh, un matemático del Instituto Caltech de California, EEUU, que logró el segundo premio de 7.000 dólares. El tercer puesto fue para Reid Barton, un matemático del MIT (Massachussets Institute of Technology), quien se quedó con 5.000 dólares. El cuarto lugar, con un premio de 3.000 dólares, fue para Tomasz Czajka, un estudiante del Doctorado en Ciencias de la Computación de la Universidad de Purdue en Indiana, EEUU. Otros galardones menores quedaron en manos del resto de los concursantes, en su mayoría provenientes de las principales universidades estadounidenses y de otros 16 países. “Eramos todos un poco nerds, con decir que al día siguiente del concurso algunos fuimos al Museo de la Computación”, cuenta Sergio.
Además de los dólares y el prestigio obtenido, Sergio tiene amplias posibilidades de recibir una oferta de trabajo en Google: “a los 50 finalistas nos pidieron que enviáramos el currículo, y los ganadores del año pasado ya trabajan para la compañía”, cuenta. Y aunque en líneas generales le interesa irse y ve buenas posibilidades de seguir estudiando en universidades estadounidenses, como Stanford o el prestigioso MIT, primero quiere terminar la carrera que empezó en la UBA. A pesar de tener 30 años, le falta aprobar tres materias y presentar su tesis para obtener el título en Ciencias de la Computación. “Es que siempre trabajé mientras estudiaba”, explica.
Sancho se recibió en el colegio secundario República Francesa del barrio de Belgrano, durante 5to. año hizo una pasantía en reparaciones de la empresa NCR. Después se volcó a la docencia en un laboratorio de computación, hizo una pasantía y trabajó en Clarín.com y después pasó a trabajar en la compañía Core Security Technology, donde se desempeña desde hace 2 años y medio. Para el nivel de remuneraciones de este país “estoy muy conforme con mi sueldo”, asegura Sancho. Pero obviamente con lo que podría ganar en EE.UU. la cifra es muy baja, aquí gana menos de 1.000 dólares por mes y allá podría multiplicar varias veces esta cifra.
Sergio tiene dos "medias hermanas", hijas de la esposa de su papá. Creció junto a ellas y recuerda que a la edad de 9 años se sentó por primera vez frente a una computadora. “Mi primer computadora fue una TK90 (parecida a la Spectrum de Sinclair), luego tuve una Commodore 128 y después empecé con la linea PC”, cuenta con cierta nostalgia. Cuando sus padres -que desde que era muy chiquito están separados- se enteraron que de ganó el premio de Google 2004 lo fueron a buscar los dos juntos a Ezeiza. También recibió una cantidad de felicitaciones de todos sus amigos.
En los ratos que le quedan entre su trabajo y la facultad, Sergio aprovecha para seguir leyendo libros de programación y resolver problemas. También se junta con amigos, una vez por semana, para jugar juegos de rol: “ahora estamos con el clásico Dungeons & Dragons”, cuenta. “Creo que en Argentina tenemos muy buen potencial y mucha capacidad. Habría que ver qué políticas se pueden adoptar para que estas personas no se vayan a trabajar a otros países”, concluye Sancho.
Fuente: Clarín
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