viernes, abril 23, 2004

UN NEGOCIO MILLONARIO: TRAFICO ILEGAL DE PIEZAS PALEONTOLOGICAS Y ARQUEOLOGICAS

UN NEGOCIO MILLONARIO: TRAFICO ILEGAL DE PIEZAS PALEONTOLOGICAS Y ARQUEOLOGICAS

Venden por Internet fósiles de dinosaurios de la Argentina

Sobre todo, dientes y huevos a precios que van desde los 3 hasta los 595 dólares. También, plantas petrificadas o minerales. Cuál es la relación con el saqueo de yacimientos y el robo de museos.

No hay que ser Indiana Jones para tener en el living de casa una pieza paleontológica de millones de años de antigüedad. Alcanza con buscar en Internet dos sitios que pertenecen a la empresa norteamericana Extinctions Inc., con sede en Colorado Springs: www.fossilplants.com y www.dinostore.com. En ellos se venden fósiles vegetales y animales provenientes de Argentina. Por ejemplo, un cono de araucaria del Cerro Cuadrado de Santa Cruz, al que se califica como "un maravilloso especimen del Jurásico argentino", se ofrece a 295 dólares. Un diente de carnosauro, al que se anuncia como uno de los más raros dinosaurios carnívoros conocidos, sale más caro: 595 dólares. Su origen: Río Negro.

Se trata, claro, de una actividad de legalidad cuanto menos dudosa. En la Argentina existe desde 1913 una ley (la 9.080) que declara que los yacimientos arqueológicos y paleontológicos son propiedad de la Nación y que las exploraciones sólo pueden autorizarse con fines de investigación científica. El año pasado se aprobó otra, la 25.743, con nuevas regulaciones (ver Coleccionistas). Además, desde 1973 rige aquí un tratado internacional de la UNESCO que prohíbe la circulación de bienes culturales adquiridos ilegalmente e impulsa la devolución de cualquier pieza mal adquirida a su país de origen. Sin embargo, durante décadas este tipo de bienes se comerció con libertad casi total.

El 8 de agosto de 1985, por ejemplo, se remató en la casa Posadas, de la Recoleta, el cuerpo momificado de una niña inca de hace cinco siglos, hallado cerca de Cafayate, Salta. Dos anticuarios de San Telmo compraron la momia por la irrisoria suma de 55 australes (entonces, 55 dólares). El odontólogo Juan Carlos Colombano, director del museo privado Chavin de Huantar, de Martínez, logró canjearles a los anticuarios unos cuantos objetos por la momia, cuando ya habían aparecido un francés y un japonés muy interesados en comprarla y sacarla del país. Hoy, la momia se expone en el Museo de Ciencias Naturales de Mendoza.

¿De dónde sale la "mercadería"? En el caso de piezas arqueológicas, de los "huaqueros": lugareños que saquean yacimientos abiertos por los científicos. "Cuando nosotros, después de un tiempo, volvemos a un sitio para seguir trabajando, encontramos que hubo gente que lo destapó y se robó cosas", dice Diana Rolandi, directora del Instituto Nacional de Antropología.

Otra fuente son los robos a museos. Uno de los últimos que se conoció fue en diciembre último, cuando desconocidos se llevaron un huevo de dinosaurio y otros objetos del Museo Rosendo Pascual, de Bariloche. "Se nota que algo está cambiando porque personal de Interpol se puso en contacto conmigo para pedirme fotos y datos de las piezas robadas, para hacerlas circular internacionalmente y poder pedir la repatriación si los objetos aparecen en algún otro país", comentó a Clarín el director del museo, Rodolfo Corsolini.

Interpol tiene desde 2002 una sección dedicada específicamente a la Protección de Bienes Culturales. Ellos fueron quienes el año pasado localizaron un poncho araucano de lana de oveja tejido en el siglo XIX, que había sido robado en setiembre de 2002 del Museo del Indio, de Los Toldos. Lo tenía un operador de Bolsa, quien dijo que lo había comprado, sin saber que había sido robado, por cuatro mil dólares.

En los últimos años, el Estado nacional salió a combatir con más energía el tráfico ilegal de estos bienes. El Instituto Nacional de Antropología y el Museo de Ciencias Naturales dieron cursos a funcionarios de la Policía Aeronáutica, Aduana, Interpol y Gendarmería para que puedan distinguir las piezas arqueológicas de las artesanías y los restos fósiles de las simples piedras o troncos.

Es imposible dimensionar la sangría. Pero a juzgar por lo confiscado recientemente, se puede deducir que la pérdida ha sido muy grande. Por ejemplo, entre abril y agosto del año pasado, Aduana hizo tres procedimientos en Ezeiza y en el puerto de Buenos Aires, en el que fueron secuestrados 2.270 ejemplares de fósiles. Había restos de invertebrados, huevos de dinosaurios y conos de araucaria petrificados. Esos objetos están hoy en depósito judicial en el Museo de Ciencias Naturales del Parque Centenario, cuyo jefe de Paleontología, Pedro Gutiérrez, dijo a Clarín que, según sus cálculos, el valor total del cargamento ronda el millón de dólares.


Fuente: Clarín

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