Según la consultora D’Alessio/IROL, el 37 % de los argentinos accede a la red desde los ciber
A través de los “ciberlocutorios”, la clase media baja argentina se conecta a Internet
Los barrios con mayor densidad de locales online son el Centro, Once y Flores. El fenómeno está redefiniendo el perfil del internauta local: hoy, se conecta más gente desde la calle que desde la oficina.
Como postales urbanas de época, cada “ciberlocutorio” argentino contiene cientos de historias mínimas que lo vuelven único. María tiene 17 años y la despidieron hace dos semanas. Estaba ahorrando para comprarse una computadora para comunicarse con su papá, que hace poco se fue a vivir a España. “Para mí, los ciberlocutorios son un espacio de felicidad: es la única posibilidad que tengo de estar conectada con mi padre... Por un peso, todos los días chateamos durante una hora”. Jorge decidió emprender una empresa propia para obtener un ingreso extra: vende libros usados y, para llegar a más gente organiza catálogos que despacha, por Internet, a conocidos y amigos. “El ciberlocutorio es mi oficina. Me ofrece una PC veloz durante las 24 horas del día a un precio accesible,” dice.
Irma vive en el Once y nunca pensó que a los 60 años iba a pasar tantas horas ante una computadora. Su hija y su nietita de 2 años ya no viven en la Argentina y ella sigue los pasos de la nena a través de la webcam del ciberlocutorio de su barrio: “Si no hubiera sido por el locutorio, nunca hubiera visto a mi nieta correr y saltar como si estuviera aquí, aunque viva en Canadá”. Historias simples de “ese grupito" de usuarios argentinos que un día empezó a conectarse a la red y que hoy suma casi 5 millones de personas. Según el último relevamiento de Clarín.com y la consultora D’Alessio/IROL, el 37 por ciento de ellos accede a la red desde los ciberlocutorios, lo que refleja un aumento significativo respecto a los datos del año pasado, cuando sólo el 19 por ciento accedía a Internet desde la calle.
Los ciberlocutorios, una cuestión que desvela a los teóricos de la comunicación iberoamericanos (quienes lo consideran un fenómeno único en todo el globo), “ablandó” la accesibilidad a la red de los sectores menos favorecidos, cosa que, en otros países, ocurrió políticas de Estado mediante. Según la encuesta, que sondeó personal y telefónicamente a 1.200 personas y a otras 8.200 a través de Internet, el fenómeno de los locutorios con acceso a la red y su consolidación en los últimos 3 años impactó sobre los usos de Internet, conformando, al amparo del fenómeno, un nuevo perfil de internauta tipo. En la actualidad, la conexión desde los locutorios alcanza a la mitad del segmento C3 y al 82 por ciento del D, es decir, a los grupos sociales que los analistas denominan clase media baja.
"Hoy, los locutorios y cibercafés ofrecen PCs modernas conectadas por banda ancha, lo que los vuelve interesantes para la gente de ingresos más bajos, que no puede afrontar el gasto de una computadora y que, a veces, ni siquiera tiene teléfono". Lo revelador del informe es que el 37 por ciento de los internautas argentinos se conecta desde la calle y el 25 por ciento lo hace desde el trabajo. Es decir: la calle “gana” nuevamente “por goleada”. Según los datos de la Cámara Argentina de Locutorios (CAL), hoy, Buenos Aires cuenta con unos 2 mil locutorios con acceso a Internet que se disputan los potenciales usuarios en base a una guerra de “tarifas amables". De los 4 pesos que, en marzo del 2001, cortaba la hora de conexión a Internet, hoy se impone un nuevo estándar: "Un peso, una hora".
"He venido a editar un corto", señala Fabián, un joven estudiante de cine que aguarda su turno en un ciberlocutorio de Flores. "No podría pagarlo de otra forma y calculo que, en una tarde, por 5 o 6 pesos, puedo terminar mi primer película". A su lado, Gustavo, quien a los 70 años se echó mano a las nuevas tecnologías "por necesidad y por curiosidad", está consultando la evolución de valores financieros, tipiando la “triple doble ve” con dos dedos, dejando la vista en el intento. La socióloga Nora D’Alessio dice que los nuevos datos señalan el surgimiento de una nueva realidad que llega de la mano de la "avidez de información", de la creciente necesidad de "apoyo emocional" y de un "cambio cultural": a su juicio, “la vida de muchos argentinos transcurre cada vez más puertas adentro".
D’ Alessio también asocia la explosión de los ciberlocutorios al fenómeno del desempleo, que obligó a quienes se conectaban desde sus trabajos a acceder a la red desde una conexión pública. Pero, además de las cifras, lo que sorprende es el pálpito de la calle. La peatonal Lavalle es el epicentro de los ciberlocutorios: plagada de carteles que invitan a conectarse a cualquier cosa ("chat online", icq, mirc, cyber, juegos en red, pantalla plana, cabinas privadas...), en apenas tres cuadras hay 13 locutorios que compiten a muerte entre sí. “El micro y el macrocentro porteños y los barrios de Flores, Once, Liniers, Villa del Parque y Caballito aglutinan el mayor número de locutorios con acceso a Internet”, dice Bernardo Montenegro, secretario general de la CAL.
"Según nuestros cálculos, el 70 por ciento de los locutorios y ‘cybers’ porteños son negocios familiares, mientras que el resto depende de pequeñas sociedades de dos o tres personas. Pero el negocio está empezando a dejar de ser lo que era...," asegura Montenegro. El informe de D’Alessio IROL concluye que el uso de la web en la Argentina sigue en expansión: creció un 32 por ciento en el último año, tanto en el número de usuarios como en el tiempo de conexión. El 80 por ciento de los argentinos de clase alta (que reúne el 7 por ciento de la población) accede regularmente a Internet, al igual que el 50 por ciento de nivel medio alto (que concentra al 15 por ciento de los argentinos).
Hoy, el internauta argentino tiene más de 24 años, aunque el informe detecta una alta incorporación a la red de personas más jóvenes. La mayoría de los usuarios de Internet locales siguen siendo hombres (58 por ciento), aunque las mujeres siguen ganando terreno (42 por ciento). Los ciberlocutorios que ofrecen acceso a Internet lo hacen a través de distintas empresas, entre ellas, Telecom, Telefónica, Iplan, Telecentro y Tpp. La libertad de tarifas (limitadas en su techo, pero no en su piso), la falta de regulación del sector (no hay reglamento que establezca distancias mínimas entre locutorios), la aparición de franquicias y los intermediarios que reciben el 15 por ciento de los beneficios del consumo telefónico son algunos de los rasgos que definen este negocio, en constante transformación.
Fuente: Clarín
miércoles, diciembre 10, 2003
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